lunes, 23 de mayo de 2022

Putin

Esta es la guerra de Putin, pero Estados Unidos y la OTAN no son enteramente inocentes

En la crisis tiene también responsabilidad la irreflexiva decisión de Washington en la década de 1990 de expandir la OTAN después de caída de la Unión Soviética.

22 de febrero de 2022

Thomas L. Friedman

The New York Times

NUEVA YORK.- Cuando se desata un conflicto grave como el de Ucrania, los periodistas siempre nos preguntamos: “¿Dónde me estaciono para observar?” ¿Hoy por hoy sería en Kiev? ¿En Moscú? ¿En Múnich, en Washington? En este caso, mi opinión es que en ninguno de esos lugares. El único lugar desde el que se podría entender esta guerra es desde adentro de la cabeza de Vladimir Putin. El actual presidente es el líder ruso más poderoso y con menos frenos desde el camarada Stalin, y el momento en que decide lanzar esta guerra responde a sus ambiciones, su estrategia y sus rencores.

Dicho lo cual, sin embargo, Estados Unidos no es enteramente inocente de haber echado leña a esa hoguera.

¿Por qué? Putin considera que la aspiración de Ucrania de abandonar la esfera de influencia rusa implica tanto una pérdida estratégica como una humillación nacional y personal. En su discurso del lunes, Putin dijo literalmente que Ucrania no tiene derecho a reclamar independencia, porque es parte integral de Rusia y su pueblo “está conectado con nosotros por vínculos de familia y de sangre”. Es por eso que la embestida de Putin contra el gobierno libremente elegido de Ucrania se parece tanto al equivalente político de un “crimen de honor”.

Putin básicamente les está diciendo a los ucranianos -donde son más los que quieren unirse a la Unión Europea (UE) que a la OTAN-: “Se enamoraron de la persona equivocada. No te vas a escapar ni con la OTAN ni con la UE. Y si tengo que matar de un garrotazo a tu gobierno y arrastrarte de los pelos de vuelta a casa, lo voy a hacer.”

Primitivo, visceral. Pero la historia tiene un lado B que es relevante. Porque el apego de Putin con Ucrania no es solo mística nacionalista. En mi opinión, ese fuego se alimenta de dos grandes troncos. El primero fue la irreflexiva decisión de Estados Unidos en la década de 1990 de expandir la OTAN después de -o más bien, a pesar de- la caída de la Unión Soviética.

El segundo leño que alimenta esas llamas es aún más grande y responde a la cínica explotación que está haciendo Putin del acercamiento de la OTAN a las fronteras de Rusia para sumar apoyo interno en su país y desviar la atención de su rotundo fracaso de liderazgo. Putin ha fracasado estrepitosamente a la hora de hacer de Rusia un modelo económico que sea atractivo para sus vecinos, en vez de generarles rechazo, y de inspirar a los rusos más talentosos a querer quedarse en el país, y no a hacer fila frente a las embajadas de Occidente para obtener su visa.

Analicemos entonces esas dos fuentes del conflicto. La mayoría de los norteamericanos sabe poco y nada de la expansión de la OTAN entre fines de la década de 1990 y principios de 2000 hacia países de Europa Central y Oriental como Polonia, Hungría, República Checa, Letonia, Lituania y Estonia, todos anteriormente parte de la Unión Soviética o de su esfera de influencia. No era ni es ningún misterio por qué esas naciones podían querer sumarse a una alianza que obligaba a Estados Unidos a salir en su defensa en caso de un ataque de Rusia, sucesora remanente de la Unión Soviética.

El gran misterio

El gran misterio era por qué Estados Unidos -que durante toda la Guerra Fría soñaba con una Rusia democrática y con un líder que, aunque con altibajos, llevara a Rusia a integrase con Occidente- quería llevar tan rápido a la OTAN hasta las puertas de Rusia y refregárselo en sus narices en su momento de mayor debilidad.

En aquel entonces, un pequeño grupo de funcionarios y analistas políticos nos opusimos, yo incluido, y planteamos esa misma pregunta, pero nos acallaron.

La única voz importante del gobierno de Clinton que se hacía la misma pregunta era nada más ni nada menos que el secretario de defensa, Bill Perry. Al recordar aquel momento años después, en 2016, Perry dijo en una conferencia organizada por el diario The Guardian:

“En los últimos pocos años, gran parte de la culpa puede adjudicarse a las acciones de Putin. Pero debo decir que Estados Unidos tiene gran parte de la culpa de los primeros años. La primera acción que nos apartó del camino correcto fue expandir la OTAN para incluir a los países de Europa del Este, varios fronterizos con Rusia.”

“En aquel momento estábamos trabajado bien y muy estrechamente con Rusia y ellos empezaban a entender que la OTAN podía ser una amiga más que una adversaria”, continuó Perry. “Pero no les gustó nada tener de pronto a la OTAN en el umbral y reclamaron enérgicamente que no siguiéramos adelante con eso.”

El 2 de mayo de 1998, inmediatamente después de que el Senado norteamericano ratificara la expansión de la OTAN, llamé personalmente a George Kennan, arquitecto de la exitosa estrategia norteamericana de contención de la Unión Soviética. Como había ingresado en el Departamento de Estado en 1926 y había sido embajador de Estados Unidos en Moscú en 1952, Kennan era indiscutidamente el mayor experto norteamericano en cuestiones rusas. Aunque ya tenía 94 años y se le quebraba la voz, Kennan conservaba la agudeza mental y lo demostró en su respuesta sobre la expansión de la OTAN. Esto me respondió textualmente Kennan en 1998:

“Pienso que es el inicio de una nueva Guerra Fría. Creo que los rusos reaccionarán de a poco pero con creciente hostilidad, y que esto afectará su política. Creo que la ampliación de la OTAN es un error trágico. No había la menor razón para hacerlo. Ya nadie era amenaza para nadie. Esta expansión haría que los padres fundadores de este país se revuelquen en sus tumbas.”

“Nos hemos comprometido a proteger a un montón de países sin tener ni los recursos ni la intención de hacerlo seriamente. La expansión de la OTAN la decidió muy alegremente el Senado, que no tiene el menor interés en la política exterior. Lo que más me molestó fue la superficialidad del debate y lo mal informados que estaban los senadores. Me indignó que se hablara de Rusia como un país que se moría de ganas de invadir Europa Occidental.”

“¿No entiende esta gente? Nuestras diferencias en la Guerra Fría eran con el régimen comunista soviético. Y ahora le estamos dando la espalda a las mismas personas que organizaron la mayor revolución sin sangre de la historia para derrocar precisamente al régimen soviético. Para colmo, en Rusia la democracia está tan avanzada, o incluso más, que en cualquiera de esos países que nos hemos comprometido a defender, justamente, de Rusia. No cabe duda de que Rusia va a reaccionar mal, y después los expansionistas saldrán a decir que los rusos son así, que ellos ya lo sabían, pero es todo una equivocación.”

Es EXACTAMENTE lo que sucedió.

Por supuesto que no había garantías de que Rusia evolucionaría hacia un sistema liberal, como lo hicieron Alemania y Japón después de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, dada la escasa experiencia democrática de Rusia, la posibilidad era remota. Pero ya entonces algunos pensábamos que valía la pena intentarlo, porque incluso una Rusia “apenas democrática” -incluida, en vez de excluida, del nuevo orden de seguridad europeo- habría tenido mucho menos interés o incentivo para amenazar a sus vecinos.

Ante una humillación, los países y sus líderes suelen reaccionar de dos maneras posibles: la agresión o el ensimismamiento. Después de vivir lo que consideró su “siglo de humillación” por parte de Occidente, China reaccionó bajo el mando de Deng Xiaoping con esta respuesta: “Ya vas a ver. Te voy a ganar en tu propio juego”.

Cuando Putin se sintió humillado por Occidente tras el colapso de la Unión Soviética y la expansión de la OTAN, respondió: “Ya vas a ver. Voy a demoler Ucrania”.

Ya sé que todo es mucho más complicado que eso, pero mi punto es el siguiente: esta guerra es de Putin, y Putin es malo tanto para Rusia como para los vecinos de Rusia. Pero Estados Unidos y la OTAN no son meros espectadores inocentes de su evolución como líder.

domingo, 3 de abril de 2022

Twitter bloqueó a Trump: así se tomó la decisión

 

Fuente: https://www.nytimes.com/es/2021/01/18/espanol/twitter-bloqueo-censura-trump.html

 Jack Dorsey, el director ejecutivo de la red social, tenía reservas sobre el bloqueo de la cuenta del presidente de Estados Unidos. Pero los llamados a la violencia que sus tuits provocaban eran demasiado abrumadores.

SAN FRANCISCO — Jack Dorsey, el director ejecutivo de Twitter, estaba trabajando a distancia en una isla privada en la Polinesia Francesa frecuentada por celebridades que intentan escapar de los paparazzi cuando una llamada telefónica lo interrumpió. Era el 6 de enero.

Del otro lado de la línea estaba Vijaya Gadde, la abogada principal y experta en seguridad de Twitter, con una noticia del mundo real. Le dijo que ella y otros ejecutivos de la empresa habían decidido bloquear la cuenta del presidente estadounidense, Donald Trump, de manera temporal, a fin de impedir que publicara declaraciones que provocaran más violencia después de que una turba asaltó el Capitolio de Estados Unidos ese día.

El Times  Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos.

A Dorsey le preocupó la decisión, según dijeron dos personas enteradas de la llamada. Durante cuatro años, el ejecutivo se había resistido ante las solicitudes de liberales y otras personas de cancelar la cuenta de Trump, con el argumento de que la plataforma era un lugar en el que los líderes mundiales podían expresarse, aunque sus posturas fueran atroces. Sin embargo, le había delegado las decisiones de moderación a Gadde, de 46 años, y solía deferir al criterio de ella y, en este caso, lo hizo de nuevo.

Dorsey, de 44 años, no externó sus dudas en público. Al día siguiente, compartió y le dio me gusta a varios tuits que instaban a la cautela con respecto a un bloqueo permanente de la cuenta de Trump. Después, en el transcurso de las siguientes 36 horas, Twitter pasó de levantar la suspensión de Trump a cerrar su cuenta de manera permanente, con lo que desconectó al presidente de una plataforma que había usado para comunicarse, sin filtro, no solo con sus 88 millones de seguidores, sino con el mundo entero.

La decisión fue un signo de puntuación en la presidencia de Trump que de inmediato atrajo acusaciones de sesgo político y un escrutinio renovado en contra del poder que la industria tecnológica ostenta sobre el discurso público. Entrevistas llevadas a cabo a lo largo de la semana pasada con una docena de informantes que trabajan o trabajaron en Twitter ofrecen claridad respecto al modo en que se tomó esta decisión: un grupo de ejecutivos de confianza de Dorsey impulsaron la medida y vencieron las reservas de su jefe, pero solo después de que se desató una conducta violenta y mortal en el Capitolio.

Tras levantar la suspensión al día siguiente, Twitter monitoreó las reacciones a los tuits de Trump en todo el internet y los ejecutivos le informaron a Dorsey que los seguidores de Trump habían aprovechado sus últimos mensajes para atizar más violencia. En una publicación en la red social alternativa Parler, miembros del equipo de seguridad de Twitter vieron que un fanático de Trump instó a grupos paramilitares a impedirle al presidente electo Joe Biden entrar a la Casa Blanca y a que combatieran a cualquiera que intentara detenerlos. El potencial de que hubiera disturbios mucho mayores con consecuencias reales era demasiado alto.

Twitter también enfrentaba la presión de sus empleados, quienes habían hecho llamados durante años para eliminar a Trump del sitio, así como de legisladores, inversionistas de tecnología y otros. No obstante, aunque más de 300 empleados firmaron una carta que afirmaba que la cuenta de Trump debía cerrarse, la decisión de expulsar al presidente de la plataforma se tomó antes de que la carta fuera entregada a los ejecutivos, según afirmaron dos de las personas involucradas.

El miércoles, Dorsey aludió a las tensiones dentro de Twitter. En un hilo de 13 tuits, escribió que no celebraba ni se sentía orgulloso de “tener que inhabilitar la cuenta de @realDonaldTrump” porque “es un fracaso en nuestra misión de promover un diálogo saludable”.

Sin embargo, Dorsey agregó: “Esta fue la decisión correcta para Twitter. Nos enfrentamos a una circunstancia extraordinaria e insostenible que nos obligó a enfocar todas nuestras acciones en la seguridad pública”.

Dorsey, Gadde y la Casa Blanca no respondieron a solicitudes de comentarios.

Desde que se cerró la cuenta de Trump, muchas de las preocupaciones que Dorsey tenía sobre la decisión se han vuelto realidad. Twitter se ha enredado en un debate furioso sobre el poder de las empresas tecnológicas y su falta de responsabilidad.

Legisladores como el representante Devin Nunes, republicano por California, han arremetido contra Twitter, mientras que los capitalistas de riesgo de Silicon Valley, los académicos que estudian la Primera Enmienda y la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles también han criticado a la empresa. Al mismo tiempo, activistas de todo el mundo han acusado a Twitter de utilizar un doble rasero al cortarle el paso a Trump, pero no a los autócratas de otros lugares que utilizan la plataforma para intimidar a sus oponentes.

“Es un ejercicio fenomenal, poder sacar de una plataforma al presidente de Estados Unidos”, dijo Evelyn Douek, profesora de la Escuela de Derecho de Harvard que estudia el discurso en línea. “Debería provocar una reflexión más amplia”.

Trump, quien se unió a Twitter en 2009, fue una fortuna y una maldición para la empresa. Sus tuits le valieron atención a Twitter, que a veces batalló para atraer a nuevos usuarios. Pero sus aseveraciones falsas y amenazas en línea también provocaron que sus críticos dijeran que el sitio le permitía propagar mentiras y propiciar asedio.

En la reunión, llamada “Flock Talk”, algunos empleados dijeron que Twitter fue “cómplice” al darle a Trump un altavoz para mandar mensajes que sonaban normales pero que para sus seguidores tenían un doble sentido, dijeron dos asistentes. Los empleados imploraron a los ejecutivos que hicieran cambios antes de que más gente saliera herida.

Con el tiempo, Twitter se volvió más proactivo en el manejo de contenido político. En octubre de 2019, Dorsey eliminó toda la publicidad política del sitio, pues dijo que le preocupaba que estos anuncios tuvieran “ramificaciones significativas que la estructura democrática de la actualidad quizá no está preparada para enfrentar”.

En un tuit explicando la decisión, Dorsey dijo: “creemos que el alcance de los mensajes políticos debe ganarse, no comprarse”.

Sin embargo, Dorsey, proponente de la libre expresión, se rehusó a eliminar las publicaciones de líderes mundiales porque las consideraba de interés informativo. Después de que Twitter anunció ese año que sería más flexible con los líderes mundiales que rompieran sus reglas, la empresa solo había eliminado sus tuits una vez: en marzo del año pasado, borró mensajes de los presidentes de Brasil y Venezuela que promovían curas falsas para el coronavirus. Dorsey se opuso a la eliminación de esos tuits, según dijo una persona enterada de su razonamiento.

Dorsey abogó por una solución intermedia: añadir etiquetas a los tuits de líderes mundiales que violaran las políticas de Twitter. En mayo, cuando Trump tuiteó información errónea sobre la votación por correo, Dorsey dio la autorización para que Twitter empezara a etiquetar los mensajes del presidente.

Tras las elecciones del 3 de noviembre, Trump anunció en un tuit que le habían robado la victoria. Al cabo de unos cuantos días, Twitter había etiquetado alrededor del 34 por ciento de sus tuits y retuits, según un conteo de The New York Times.

Luego vino el asalto al Capitolio.

El 6 de enero, cuando los miembros del Congreso se reunían para certificar el resultado de las elecciones, los ejecutivos de Twitter celebraban su adquisición de Ueno, una firma de diseño y posicionamiento de marca. Dorsey, quien a menudo se va a retiros, había viajado a la isla del Pacífico Sur, según dijeron las personas con información sobre su ubicación.

Cuando Trump recurrió a Twitter para despotricar en contra del vicepresidente Mike Pence y cuestionar el resultado de las elecciones, la empresa añadió advertencias a sus tuits. Después, mientras se desataba la violencia en el Capitolio, la gente instó a Twitter y a Facebook a que bloquearan a Trump por completo.

Eso causó debates virtuales entre algunos de los ejecutivos de confianza de Dorsey. El grupo incluía a Gadde, una abogada que se unió a Twitter en 2011; Del Harvey, vicepresidenta de Confianza y Seguridad, y Yoel Roth, director de Integridad del sitio. Harvey y Roth habían ayudado a desarrollar las respuestas de la empresa a los mensajes basura, el acoso y la interferencia en elecciones.

Los ejecutivos decidieron suspender la cuenta de Trump ya que sus comentarios parecieron incitar a la turba, según dijeron las personas con conocimiento de las conversaciones. Entonces Gadde llamó a Dorsey, a quien no le agradó la decisión, según relataron.

La cuenta de Trump no se inhabilitó por completo. Si eliminaba varios de los tuits que habían incitado a la turba, habría un periodo de espera de 12 horas. Luego podría volver a hacer publicaciones.

Después de que Twitter bloqueó la cuenta de Trump, Facebook hizo lo mismo. Snapchat, Twitch y otros sitios también impusieron límites a Trump.

Muchos trabajadores no estuvieron de acuerdo, por miedo a pasar la historia con una imagen poco favorecedora. Varios de ellos hicieron referencia a la colaboración de IBM con los nazis, según dijeron empleados actuales y antiguos de Twitter, y comenzaron una petición para eliminar la cuenta de Trump de inmediato.

Ese mismo día, Facebook bloqueó el acceso de Trump al sitio al menos hasta el fin de su mandato. Pero el mandatario regresó a Twitter esa noche con un video que expresaba que habría una transición pacífica del poder.

No obstante, a la mañana siguiente, Trump volvió a las andadas. Publicó un tuit que decía que sus bases tendrían una “VOZ GIGANTE” y que no asistiría a la ceremonia de investidura presidencial el 20 de enero.

El equipo de seguridad de Twitter de inmediato vio que los fanáticos de Trump, quienes habían declarado que el presidente los había abandonado, publicaron intenciones de realizar más disturbios, según dijeron las personas enteradas del asunto. En un mensaje de Parler que revisó el equipo de seguridad, un usuario dijo que cualquiera que se opusiera a los “patriotas estadounidenses” como él debía irse de Washington o arriesgarse a sufrir lesiones físicas durante la ceremonia de investidura presidencial.

El equipo de seguridad empezó a redactar un análisis de los tuits para valorar si justificaban la inhabilitación de la cuenta de Trump, dijeron los informantes.

Ese día, alrededor del mediodía en San Francisco, Dorsey convocó una reunión de empleados. Algunos lo presionaron para que explicara por qué no había cerrado la cuenta de Trump de manera permanente.

Dorsey repitió que Twitter debía ser congruente con sus políticas. Pero afirmó que había trazado una línea que el presidente no podía cruzar, de lo contario perdería los privilegios de su cuenta, según relataron las personas con información del evento.

Después de la reunión, Dorsey y otros ejecutivos coincidieron en que los tuits que Trump había publicado esa mañana —y las respuestas que habían provocado— habían cruzado esa línea, según las personas informadas. La carta de los empleados que solicitaba la eliminación de la cuenta de Trump se entregó más tarde, afirmaron.

En cuestión de horas, la cuenta personal de Trump había desaparecido, solo se veía una etiqueta de “cuenta suspendida”. Intentó publicar desde la cuenta @POTUS, que es la cuenta oficial del presidente de Estados Unidos, y desde otras. Pero en cada ocasión, Twitter frustró sus intentos al eliminar los mensajes.

Algunos empleados de Twitter, temiendo la ira de los partidarios de Trump, ahora han configurado sus cuentas de Twitter en privado y han eliminado las menciones a su empleador de sus biografías en línea, dijeron cuatro personas. A varios ejecutivos se les asignó seguridad personal.

Twitter también ha ampliado su ofensiva contra las cuentas que promueven la violencia. Durante el fin de semana, eliminó más de 70.000 cuentas que impulsaban la teoría de la conspiración de QAnon, que postula que Trump lucha contra una camarilla de pedófilos adoradores de Satanás.

El miércoles, los empleados se reunieron virtualmente para discutir la decisión de vetar a Trump, dijeron dos asistentes. Algunos estaban agradecidos de que Twitter hubiera tomado medidas, mientras que otros estaban ansiosos por dejar atrás la era Trump. Muchos estaban emocionados; algunos lloraban.

Esa tarde, Trump volvió de nuevo a Twitter, esta vez desde la cuenta oficial de @WhiteHouse para compartir un video en el que decía que condenaba la violencia, pero también denunciaba lo que él llamaba restricciones a la libertad de expresión. Twitter permitió que el video permaneciera en línea.

Una hora más tarde, Dorsey tuiteó sobre su incomodidad con la eliminación de las cuentas de Trump. “Sienta un precedente que considero peligroso: el poder que un individuo o una corporación tiene sobre una parte de la conversación pública mundial”, escribió.

Pero concluyó: “Todo lo que aprendamos en este momento mejorará nuestro esfuerzo, y nos empujará a ser lo que somos: una humanidad que trabaja junta”.

Kate Conger es reportera de tecnología en San Francisco. Cubre temas de privacidad, políticas públicas y ambiente laboral. Antes fue reportera sobre ciberseguridad en Gizmodo y en TechCrunch. @kateconger

Mike Isaac es reportero de tecnología y autor de Super Pumped: The Battle for Uber, que ha estado en la lista de los más vendidos del NYT sobre el dramático ascenso y caída de la compañía de transporte de pasajeros. Cubre regularmente Facebook y Silicon Valley, y tiene sede en el buró de San Francisco del Times. @MikeIsaac

martes, 28 de septiembre de 2021

U12 – La Revolución Industrial II.

 


 TRABAJO CON CUADRO HOSBAWM

 


 

1 Observá los cuadros y respondé:

a) ¿Qué sucedió con el número de habitantes y la producción de textiles, hierro y carbón, entre mediados del siglo XVIII y mediados del siglo XIX?

b) La evolución de la producción, ¿te parece lenta o acelerada? Justificá.

c) En uno de los gráficos hay un error. ¿Cuál es?

 

2 Realizá las actividades de la página 158

3 Explicá la diferencia entre las sociedades de socorros mutuos y las asociaciones obreras como el ludismo y el sindicalismo

4 Realizá las actividades de la pagina 161

5 Siguiendo las referencias a las ciudades industriales que hay en el texto, En un papel blanco y con lapiz, realizá un dibujo que represente como te imaginas una ciudad industrial. Puede ser la imagen del frente de un conjunto de viviendas, un a fábrica, un parque, un plano tomado desde arriba, etc.

Por qué el ferrocarril es considerado consecuencia de la revolución induistrial en inglaterra y causa de la revolución industrial en otros paises de europa?

miércoles, 25 de agosto de 2021

Una nueva sociedad

 

Venimos repasando las características políticas y económicas de la américa colonial. Llegó la hora de estudiar cómo se organizó la sociedad. EL estudio de la sociedad es importante, porque los rasgos y características de las sociedades suelen ser muy fuertes y permanecer a lo largo del tiempo. Es raro que una sociedad cambie de la noche a la mañana (raro no es imposible) y en general las transformaciones que se dan a lo largo del tiempo suelen conservar la huella del pasado. Nuestra sociedad porteña vio una de esas transformaciones radicales que mencioné a comienzos del siglo XX. Y otra más a finales del siglo XX. Mucho de lo que vamos a estudiar para nosotros es una realidad ajena, pero no así para otras regiones de la argentina o de América.

 

1 EL texto menciona una caída demográfica. ¿A qué se refiere?

2 ¿Cuáles fueron las causas de esa caída demográfica?

Vamos a trabajar con estadísticas. Para eso, vamos utilizar algunos cuadros del siguiente documento. Ojo, el documento es un texto de historia especializado y muy complejo. Si querés podés leerlo, para ver que leen los historiadores, pero no es necesario.

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0719-26812020000100007

3 Observá el cuadro 1. Realizá un promedio indicativo de la población en el imperio Inca (Perú) al momento de la conquista.

 

Estimaciones de la población del Imperio Inca en el momento de la Conquista española.

 

4 Observá el cuadro 2. ¿Cuántos indígenas quedaron vivos en 1561?

 

Población indígena en el Perú, de acuerdo al Padrón de Pedro de Avendaño de 1561

 

5 Observá el cuadro 6. Explicá la información que observas en ese cuadro. ¿Qué nos indica?

 

Población indígena tributaria en el territorio del Perú actual, 1561-1793

 

6 Volvemos a nuestro texto. ¿Cuáles son las causas para la enorme disminución en la población indígena en América durante la colonia?

7 Caracterizá al sector dominante de la sociedad colonial.

Caracterizá al sector indígena de la sociedad colonial.

8 ¿Qué fue el mestizaje? Enumerá y explicá las distintas categorías del mestizaje.